Se dice que fue vista en forma casi simultánea sobre Montevideo, Buenos Aires y San Lorenzo (Rosario).
La información original procede de una presunta carta dirigida al vespertino La Razón, de Buenos Aires, por un lector llamado Wilfredo H. Arévalo quien, al parecer, seria “propietario de campos y un comercio de lanas y cueros en la zona de Lago Argentino”.
En su edición del jueves 13 de abril de 1950, el citado diario reprodujo a cuatro columnas, casi sin comentarios, el texto íntegro -pero sin fecha- de la misiva del presunto testigo, junto a un detallado croquis del artefacto, indicando en su epígrafe: “Este es el dibujo con que el señor Wilfredo Arévalo acompaña su carta cuyo texto reproducimos por considerarlo de suma importancia”.
El eminente ingeniero alemán y ex aviador de la Luftwaffe, R. Schriever se atribuye la autoría.
El artículo incluye un dibujo del “Flying top”, o peonza (trompo) voladora de Schriever, cuyas cualidades técnicas eran las de su ascensión vertical, así como el movimiento estático en el espacio, según el piloto.
El tema reactualiza la hipótesis de que, al menos determinados ovnis, sean armas secretas nazis, y sobre la denominada teoría de los enclaves secretos igualmente nazis en la Antártida. Por extensión, en la región patagónica.
“En los artículos de prensa publicados a partir de 1950 se habla esencialmente de dos tipos diferentes de discos voladores (…) y se afirmaba que una de tales peonzas había sido ideada por el capitán de vuelo Schriever y la otra por el ingeniero Dr. Miethe. A ambas peonzas se les atribuían unas velocidades indescriptibles”.
Así, parece que en abril de 1945 el trompo volador de Rudolph Schriever estaba a punto de ser ensayado, aunque antes del final de la guerra sólo se llegó a efectuar un lanzamiento de ensayo, sin llegar a un vuelo, y al mes siguiente el aparato fue destruido. Su inventor y constructor se pasó entonces a Occidente, portando todos los planos del invento.
“Rolph Schriever murió en los años 50. Entre sus papeles se encontraron -aparte de una descripción provisional de construcción no fechada, aunque probablemente posterior a la terminación de la guerra- algunos borradores y esquemas de su artefacto volador, así como recortes de prensa sobre el tema.
“Las primeras de estas notas de prensa están fechadas el 30 de marzo y el 2 de abril de 1950. Los reporteros del Der Spiegel, habituados a dar primicias, ofrecieron la sensacional noticia sobre la peonza de Schriever tres días antes de que fuera publicada por el semanario Heim und Welt y probablemente a partir de la misma fuente de información, ya que ambos artículos poseen un contenido bastante coincidente, habiendo podido servir de base para otros reportajes que, sin embargo, se diferenciaron de ambas notas”.
Al respecto, resulta muy significativo que si bien el caso de Wilffedo H. Arévalo, en Lago Argentino, habría ocurrido 12 días antes de que se tuvieran noticias del artefacto de Schriever, en realidad, el público recién supo del testimonio del estanciero argentino el 13 de abril, es decir, exactamente dos semanas después de conocer el proyecto de Schriever. Aunque nótese que los lectores de La Razón fueron informados de la peonza voladora alemana inmediatamente después del caso de Arévalo, 10 días más tarde, cuando la prensa extranjera ya estaba al tanto del sensacional proyecto.
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